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Tetsuro Shimizu
Tetsuro ShimizuJapón
Nacido en la ciudad de Yokohama en 1975. Tras graduarse en el Instituto de Fotografía Nippon, Shimizu trabajó como ayudante del fotógrafo Toshinobu Takeuchi durante tres años y luego empezó a trabajar por cuenta propia a los 23. Activo en una amplia variedad de géneros, desde la naturaleza hasta instantáneas y fotos documentales con un punto de vista único. Entre sus colecciones fotográficas destacan CHANGE, New Type, Otamajakushi Genetic Memory (Memoria genética de los renacuajos), Wadachi (Pista), Tokyo Karasu (Cuervos de Tokio) y el ensayo fotográfico Umatabi - Mongoru 20 Nenkan Shuzai Shita Shashinka no Kiroku (Viaje a caballo - Diario de un fotógrafo que cubrió Mongolia durante 20 años). Organiza numerosas exposiciones individuales. Sus principales galardones incluyen el primer premio de fotografía Yonosuke Natori, el premio Newcomer de la Asociación Fotográfica de Japón en 2014 y el premio Newcomer Honorable Mention de Sagamihara Photography en 2016. Es miembro de la Asociación de Fotógrafos Profesionales de Japón y profesor a tiempo parcial en el Departamento de fotografía, Facultad de Arte, Universidad de Nihon.
Durante mi viaje de tres semanas a Mongolia, pasé dos de esas tres semanas en un circuito de supervivencia, montando a caballo por los bosques de taiga a lo largo de 1000 km hasta el norte y el oeste de Ulán Bator. Durante el viaje de 200 km nos adentramos a caballo en la naturaleza salvaje, acampamos en varios puntos, atravesamos ríos, pantanos y laderas cubiertas de pedregal, rodeados de nubes de tábanos, moscas y mosquitos. Algunas veces teníamos la suerte de encontrar algún nómada que vagaba por estos lugares perdidos.
La cosa se puso tensa cuando tuvimos que cruzar la montaña más pronunciada del circuito. Uno de nuestros caballos se resbaló y provocó un desprendimiento del pedregal, rodando abajo de la ladera durante unos 30 metros y sacudiendo las patas desesperadamente mientras intentaba detener su caída. Por suerte, el caballo no sufrió heridas graves —quizás el equipaje que llevaba en su lomo le amortiguó la caída— y solo sufrió abrasiones y unos dientes rotos. Afortunadamente, nadie cabalgaba sobre ese caballo. Y, por suerte para mí, todo mi equipo fotográfico estaba guardado en la mochila para cámaras CBG-12 que llevaba yo mismo en la espalda.
Mi objetivo eran los osos pardos. Quería ver al rey del bosque con mis propios ojos. Sabía que no iba a ser fácil, por lo que pedí algunos consejos a los nómadas que había por allí, con la esperanza de que pudieran decirme dónde podían vivir los osos. El último día, entre la neblina del amanecer y los árboles empapados por la lluvia que había caído gran parte de la noche, en una fugaz visión, capté la silueta de un oso persiguiendo un alce más allá de los árboles. Aunque no tuve la oportunidad de capturar una imagen publicable, la experiencia me llenó por completo de alegría.
Durante este recorrido por la taiga, capturé imágenes de paisajes, la vida salvaje y retratos de nómadas que pastoreaban sus renos. Y, aunque el tiempo fue bastante adverso, no tuve ningún problema con las cámaras gracias a su rendimiento fiable a prueba de suciedad y salpicaduras, que me permitió hacer fotografías que más tarde incluí en mi exposición personal de 2017 denominada ”Anchin”, en las Galerías Olympus de Tokio y Osaka.
M.Zuiko Digital ED 17mm F1.2 PRO
34 mm (equivalente a 35 mm)
Un objetivo de gran calidad, gran angular y gran diámetro con un rendimiento representativo excelente